127 AÑOS DE HISTORIA – Una visión a largo plazo

Fue a finales del siglo XIX cuando dos abogados gallegos lograron dotar a su localidad natal, Tui -en Pontevedra- de un servicio prácticamente inexistente en el resto de la península. Para ello montaron una central hidroeléctrica, que a la postre se convertiría en lo que hoy es XENERA.

Partiendo de dicha central llevaron líneas hasta la ciudad, para servir de luz a sus casas así como a la del alcalde y el farmacéutico, auténticas “fuerzas vivas” de la ciudad por aquel entonces.

El 29 de junio de 1896 se concedió autorización para distribuir aquella novedosa luz a toda casa que lo solicitase. La iniciativa tuvo poco éxito de inicio, debido a la creencia de que la leche de las vacas se cortaría con la cercanía de las líneas eléctricas.

Con el paso de los años ha ido creciendo sin descanso el número de aplicaciones y utilidades de la energía eléctrica, hasta el punto en que hoy en día es de uso esencial en la vida de los pueblos.

XENERA es hoy una compañía de electricidad y gas, cuya historia obliga a tener objetivos a largo plazo y conocimiento total del mercado eléctrico. Pertenecemos al grupo societario GRUPO EHR1896, centrado en el sector de las energías y formado por compañías dedicadas a la comercialización de luz y gas, distribución de electricidad y generación con renovables.

Desde cualquier punto de España peninsular puedes contratar la luz y el gas de tu hogar con XENERA. Formarás parte de nuestros más de 120 años de historia.

miudina

Este era el aspecto de la central de La Miudiña en 1896.

A veces no es fácil imaginar las dificultades que supuso poner en funcionamiento un avance científico o técnico que hoy en día aparece como algo natural. La electrificación rural en Galicia es un ejemplo de este hecho, y sus pioneros se debieron enfrentar a dificultades de todo tipo, entre las que no eran menores la ignorancia de las gentes y la manipulación a la que estaban sometidas.

Audacia era el juego

La pequeña historia de la Compañía Eléctrica de Tui, instaladora de la primera central de España

Faro de Vigo, domingo 12 de febrero de 1989

LEONCIO Comesaña y José Leiras, fundadores de la Compañía Electricista de Tui, tuvieron sus problemas en cuanto a convencer al pueblo de los beneficios del invento, que muchos consideraban «endemoniado» y perjudicial para el desarrollo de sus vidas e inclusive a la hora de que sus vacas diesen la leche del día.

Un salto en el tiempo

Para centrarnos objetivamente en esta historia, es imprescindible situarnos a finales del siglo pasado, cuando unos hombres de Tui consiguieron en el plazo de trece meses, dotar a la ciudad de un servicio que era desconocido en el resto de España, y solo de manera experimental, en contados puntos de Europa.

Los dos abogados de Tui, Comesaña y Leiras, intrépidos responsables de este «salto en el tiempo», montaron la central hidroeléctrica en Tebra, trayendo la línea de Tui, para el alumbrado eléctrico en la ciudad. En principio sólo cuatro casas tenían corriente eléctrica; beneficiándose del invento la del Alcalde, los dos abogados y el farmacéutico, que de aquella eran las «fuerzas vivas» de la ciudad.

Un proyecto costoso

En la memoria descriptiva del proyecto de toma de aguas, mejora y aprovechamiento de los saltos del río Tebra o Pinzás, firmada en el 15/11/1895 por el Ingeniero de Caminos, Ignacio Vizcaíno, se detalla con precisión el coste total de toda la obra, que supuso la suma astronómica de veintiocho mil novecientas noventa y tres pesetas. Las partidas más elevadas corresponden a los ciento cincuenta metros de tubería de hierro, a 50 pts., por un total de 7.500 pts., la turbina de ocho mil pesetas y las siete mil quinientas del edificio.

Se subrayan en este documento los doscientos litros por segundo de agua que era necesaria para accionar la turbina de inyección parcial, que se estableció en uno de los molinos, y para la que se proyectó la construcción de una presa de un metro de altura, con un desnivel de cuarenta y siete metros, entre la misma y el río, de los cuales resultaban disponibles treinta y tres.

También se conserva manuscrito del contrato de compra de un terreno en la Miudiña, a doña Josefa Ruibal, donde estaba un molino. Este terreno está en Tebra en el término municipal de Tomiño.

Queriendo cumplimentar todos los legalismos, los propietarios presentaron la correspondiente instancia al Gobernador Civil de Pontevedra para la autorización del aprovechamiento hidroeléctrico, cuya concesión y condiciones fueron publicadas en el Boletín Oficial de la Provincia, el día 8 de mayo de 1886.

Fue don Juan Benito Álvarez Vicente, Alcalde Presidente del Ayuntamiento Constitucional del Tomiño, quién el 29 de junio de 1896, concedió la autorización para colocar postes y pasar líneas a través del dominio comunal y vía pública de la parroquia de Santa María de Tebra, con el fin de instalar el tendido de cables que habrían de conducir el fluido eléctrico y telefónico entre la Miudiña y la ciudad de Tui, donde se implantaría más tarde el alumbrado público que habían contratado. La autorización del Alcalde tomiñés indicaba expresamente que se haría «cuidando de que para la fijación de los postes, se elijan puntos lo más convenientes, que por su situación no ofrezcan dificultad al tránsito público, ni perjudiquen a las propiedades, cuyo derecho queda a salvo.»

La escritura del contrato para suministro de alumbrado eléctrico a Tui, de fecha 31 de diciembre de 1897, hace exactamente noventa y un años, siendo alcalde José Sarmiento Ozores, detalla haber sacado a concurso este servicio, con sujeción estricta a un pliego de condiciones, donde se establecía este servicio de alumbrado por veinte años «siendo constituido por campanas de incandescencia que suman tres mil bujías, que serían distribuidas donde el ayuntamiento designe». Por este servicio, que se inauguró el trece de diciembre de 1896, el ayuntamiento tudense se comprometió a abonar diez mil pesetas anuales, durante los veinte años del contrato.

Exterior de la central en la fecha de su puesta en marcha.

Iluminación de la catedral

Sería mucho más tarde, en 1916, cuando se contrató la instalación de alumbrado público en el Coro de la Santa Iglesia Catedral de Tui, por un total de trescientas sesenta y cinco pesetas. Este dato y otros documentos, se guardan recopilados en un libro en poder de la Sociedad Electricista de Tui, en cuyo prólogo se hace constar que «En este trabajo se busca conocer más la historia y los avatares de dicha instalación, así como a los hombres que en un momento azaroso de la historia de España, con la segunda guerra de Cuba y la de Filipinas, y la crisis generalizada por la depreciación de la peseta, y los distintos problemas colaterales que habían hecho que España se debatiera en la pérdida del tren de la revolución industrial. Es en esta situación del país cuando estos hombres en Tui, deciden instalar en la ciudad un servicio que con el tiempo se volvería imprescindible, pero que en sus comienzos, sólo encontró la oposición en las gentes».

Los paisanos se rebelan

Los habitantes de Tebra y los de las demás parroquias por donde habían de pasar los cables de alta tensión, estaban resueltos a impedir lo que ellos consideraban como la mayor desgracia que podía sobrevenirles, con instalaciones de tal género. La gente campesina creía ciegamente que la electricidad envenenaba las aguas, los pastos y mataba los ganados, haciendo malparir a las mujeres. En los días de tormenta significaba la destrucción total de sus vidas, haciendas y otras surpecherías por el estilo.

Los primeros técnicos y obreros que se dirigieron a Tebra para iniciar los trabajos de las obras, no pudieron llegar a su destino porque el vecindario de esa zona, armado con toda clase de contundentes instrumentos, les impidió el paso y les obligó a retroceder a su punto de partida. Fueron dos años de intensa persecución y lucha, en los que se agotaron todos los medios persuasivos por parte de la prensa local, apelándose a influencias políticas para disuadir a los contumaces opositores. Se encareció a los párrocos de la zona para que exhortaran a los feligreses para que depusiesen toda hostilidad y les convenciesen de los beneficios que reportaba el fluido eléctrico, todo lo contrario de lo que aquella gente suponía. Se les prometió alumbrado eléctrico gratis por tiempo indeterminado a la casa parroquial y a la del Alcalde de Tebra, iluminando gratuitamente las fiestas anuales de la patrona de la parroquia, Santa María.

A pesar de esta ingrata labor de apaciguamiento y catequización, la obra fue realizada con la colaboración de la fuerza pública, que intervino en varias ocasiones.

Electrocutados

El día que se puso en movimiento la fábrica para probar las instalaciones, un grupo de exaltados derribó un poste sostenedor de los cables de alta tensión, originando la muerte de varias personas electrocutadas, y daños considerables en las máquinas, a causa del contacto con los cables. Este episodio que produjo gran alarma y revuelo en el vecindario, exasperó aún más los ánimos de los sublevados, determinando la intervención de la justicia que llevó a la cárcel a numerosas personas.

En la labor de apaciguamiento tuvo un importante papel el párroco de Santa María de Tebra, que logró disipar la actitud de resistencia entre sus feligreses, a base de recorrer casa por casa, y de acudir a los empresarios de la compañía eléctrica para que contribuyesen en lo posible a conseguir la libertad de los paisanos presos. En el periódico «La Integridad» se comentaba textualmente el respecto que «por culpa de la mala inteligencia de algunos, o de los consejos que les daban otros extraños a la parroquia, se dijo que desde Tebra se combatía el alumbrado eléctrico. Y no era verdad, porque la mayoría de la parroquia no tenía parte en el asunto, y de los que la tenían, casi todos andaban engañados. Conviene declararlo así para honra de los habitantes de Tebra y para que queden las cosas en su punto.

Al señor abad párroco, a los empresarios y a cuántos han contribuido a este resultado, les enviamos el parabien».

Más tarde, en ese mismo periódico se comunicó a los lectores la inauguración de la iluminación eléctrica en la torre de la iglesia, donde se celebraban las vísperas de la patrona.

Otra crónica, detallaba con precisión el ensayo de alumbrado eléctrico en el Paseo de la Corredera y las calles Martínez Padín, obispo Salvado, Sanz y Cuenca y algunas casas particulares. Ensayo que, según el cronista, no pudo resultar mejor, apareciendo las calles y casas brillantemente iluminadas. Todas las personas que presenciaron el ensayo estaban sorprendidas ante tan admirable resultado.

Rafael Ruibal Leiras

Cables cortados

La luz era tan intensa que hubo necesidad de conmutar los dos focos de cien bujías, instalados en las casas de los señores Leiras y Comesaña, porque la intensidad del brillo les deslumbraba.

Próxima la fecha de la inauguración oficial apareció el cable del teléfono y alumbrado eléctrico cortado en el Pexegueiro.

Nuevamente La Integridad comentaba el hecho, juzgando de inexplicable la conducta de ciertos hombres, y manifestando la urgencia de vigilar constantemente la línea para coger al malvado y castigarlo severamente. «Sólo así, por lo visto, se convencerá a los ignorantes de mala ley y se hará respetar lo que es digno de respeto».

El periódico informaba también de tener constancia de que la empresa había ofrecido un premio al vigilante que sorprendiese al delincuente.

Inauguración oficial

Por fin, el catorce de diciembre de 1896 fue la esperada y solemne inauguración oficial del alumbrado en la ciudad, que se celebró con un gran banquete en los salones del «Liceo» tudense, asistiendo unos cincuenta comensales. Entre ellos, el ayuntamiento el pleno, el diputado provincial señor Lorenzo, rector del seminario conciliar, comandante del cañonero Segura y conocidas personalidades de Tomiño, Bayona, Tebra, Pexegueiro y otros pueblos.

El menú que el cronista de La Integridad se esmeró en detallar estaba compuesto, entre otros platos exquisitos, por ostras al natural, lenguado frito, filetes de pollo couples, roast-beef, lengua a la escarlata, flanes, pastelillos y otras delicias, sin faltar el riveiro, champán y licores de todas clases.

A la hora del brindis, todo fueron parabienes para los empresarios de la nueva compañía, y con frases galanas se hizo una exposición de las múltiples aplicaciones y utilidades de la electricidad, que según auguraron todos los presentes sería de aplicación principal en la vida de los pueblos y del alumbrado público.

 

Reportaxe orixinal en Faro de Vigo

A continuación podes ver a reportaxe orixinal, publicada en Faro de Vigo o domingo 12 de febreiro de 1989.