En la actualidad, el gas natural es una de las fuentes de energía más utilizadas en el mundo por tratarse de un recurso competitivo, eficiente y sostenible, con múltiples aplicaciones.
En casa, el gas natural puede tener diversos usos. Existen electrodomésticos que utilizan gas natural como fuente principal. Se les denomina «gasodomésticos». Su funcionamiento genera menor impacto medioambiental y, aunque requieren una mayor inversión inicial, a la larga pueden suponer un ahorro económico en el hogar, especialmente si se tiene contratada una tarifa de gas competitiva, como A Vaquiña polo que vale.
Veamos ahora algunas formas de utilizar gas natural en viviendas, más allá de la calefacción y el agua caliente:
1. Gas natural para hacer la colada
Un ejemplo de estos “gasodomésticos” es la lavadora bitérmica, una alternativa que reduce notablemente los tiempos de lavado. Está equipada con dos tomas de agua: una obtiene el agua fría de la red y la otra, de agua caliente, se toma directamente desde el calentador o caldera. Esto hace que no sea necesario esperar a que las resistencias eléctricas calienten el agua, consiguiendo reducir el tiempo de lavado en un 25 % y, a su vez, tiempo de estar enchufada a la corriente, consumiendo menos que una lavadora eléctrica.
No obstante, su eficacia dependerá mucho de la distancia a la que esté la caldera. Si está muy lejos, habrá mucha agua caliente que se quedará en las tuberías sin llegar a la lavadora y se habrá calentado más de la que realmente se necesita.
2. Gas natural para secar la prendas
¡También hay secadoras de gas natural! Con esta alternativa dispondrás de un secado más rápido, gracias a unos sensores de humedad que evitan el secado excesivo, alargando así la vida útil de tus prendas.
Además, cuando una secadora a gas se apaga, el calor se disipa rápidamente, reduciendo la cantidad de arrugas. Esta es una característica importante si eres de los que evitan la plancha todo lo posible.
El coste de un ciclo de secado puede ser de hasta un 60 % inferior al de las secadoras eléctricas.
3. Gas natural para lavar la loza
Los lavavajillas de gas natural -denominados lavavajillas bitérmicos– funcionan de la misma manera que las lavadoras. Con dos entradas de agua, una para el agua fría y otra para el agua caliente, procedente del calentador o caldera. Esto les permite ahorrar tiempo de lavado y reducir el consumo energético.
4. Cocinar con gas natural
Con las cocinas de gas natural, el calor del fuego llega directamente a las sartenes y demás utensilios y la llama visible nos permite controlar su intensidad. Reducen el consumo frente a las cocinas eléctricas y, además, ya hace tiempo que se comercializan cocinas de gas con una estética moderna, con base de vidrio.
También es posible usar gas en el horno, reduciendo considerablemente el gasto en comparación con uno eléctrico. Una ventaja a resaltar es que no reseca los alimentos, conservando mejor sus propiedades nutricionales, jugosidad y sabor.
5. Gas natural para desplazarse
El coche es un indispensable en la mayoría de los hogares y también tiene su versión de gas natural comprimido (GNC). El coche a gas natural comprimido se posiciona a día de hoy como una de las opciones más ecológicas y con mejores resultados en cuanto a ahorro y eficiencia, tanto para moverse por la ciudad como para viajes largos.
El gas natural es una de las alternativas más ecológicas que existen en lo que a transporte se refiere, ya que se reducen en más de un 85 % las emisiones de óxidos de nitrógeno y en casi el 100 % las partículas en suspensión. Esto permite una mejor calidad del aire en las ciudades. Su utilización como carburante de vehículos contribuye también a la lucha contra el cambio climático, ya que reduce hasta en un 25 % las emisiones del principal gas de efecto invernadero. Además, es notablemente más económico que la gasolina o el gasóleo.
Cuéntanos, ¿qué usos le das al gas natural en tu vivienda? ¿habías escuchado el término «gasodomésticos»?
