Los electrodomésticos son los máximos responsables del consumo eléctrico de tu hogar. Alrededor de un 55% del gasto energético de tu vivienda provienen de ellos. Por eso es importante que a la hora de comprar un nuevo electrodoméstico no sólo te fijes en su precio, su diseño o sus funciones. Ten en cuenta la etiqueta energética de los electrodomésticos, tanto para el posterior ahorro en tu factura de la luz como para cuidar el planeta, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático.
Cada kWh consumido en el domicilio supone, aproximadamente, la emisión de 500 gramos de CO2 a la atmósfera.
¿Quién establece estas normas de etiquetado energético de electrodomésticos?
La encargada de establecer las normas de etiquetado energético es la Unión Europea. Todos los electrodomésticos que se vendan en la UE deben contar con su correspondiente etiqueta energética, obligatoriamente.
El etiquetado energético se revisa cada 4 años, valorándose las posibles mejoras, por lo que con el paso de los años la información de la etiqueta energética ha ido cambiando y seguirá haciéndolo.
Las etiquetas energéticas comenzaron a implantarse en el año 1995, aunque únicamente en frigoríficos, congeladores, lavadoras y lavavajillas. Con el paso de los años fueron extendiéndose a hornos, televisores, aparatos de aire acondicionado…
¿Qué explica la etiqueta energética?
La etiqueta energética indica si los electrodomésticos son más o menos eficientes, siendo los clasificados cómo A los más eficientes y los que menos CO2 emiten, mientras que los G son los de menor eficiencia energética.
La etiqueta energética actual, que comenzará a cambiar a partir de finales del año que viene, contempla siete clases energéticas: A+++, A++, A+, A, B, C y D.
Sin embargo, hace un año que está en vigor el nuevo reglamento europeo que afecta a la clasificación del etiquetado energético de los aparatos consumidores de energía. Este reglamento recoge la escala de la A a la G (recuperando las clases E, F y G, que estaban presentes hace unos años) y para simplificar prescinde de las distinciones +, ++ y +++ (que identifican el menor o mayor grado de eficiencia de la categoría A). En definitiva, la nueva etiqueta energética reflejará siete clases de eficiencia: A, B, C, D, E, F y G, sin más distintivos. Además, mantendrá el esquema de colores, del rojo (mayor gasto) al verde (más ahorro).
Este nuevo etiquetado no va a salir al mercado de forma inmediata. No será hasta finales de 2019 o comienzos del 2020 cuando podamos empezar a ver estas nuevas etiquetas. Incluso, para productos como secadoras, campanas extractoras, aspiradoras, hornos o aires acondicionados no será hasta el 2021-2025 y podremos esperar hasta el año 2030 para productos de calefacción.
Todos los electrodomésticos deberán llevar adherida esta etiqueta en una parte visible (como ya sucede en la actualidad) y podremos obtener más detalles que antes, como podrían ser los códigos QR para comparar distintos electrodomésticos y orientarnos para tomar la decisión final de compra.
Además, para la mayoría de electrodomésticos, la etiqueta deberá indicar también el consumo de energía anual, con el objetivo de permitir al usuario prever el impacto directo de su elección sobre su factura de la luz. Ten en cuenta que, si tus electrodomésticos son muy eficientes, puedes llegar a ahorrar cientos de euros al año en la factura de la luz.
Cuéntanos, ¿ya estabas al tanto del cambio de reglamento para el etiquetado energético?
Desde Xenera te vamos a mantener informado de la evolución de los cambios en la etiqueta de los electrodomésticos. ¡Esperamos que, si hasta ahora no prestabas atención a la etiqueta energética, empieces a hacerlo desde ya para ahorrar al tiempo que proteges el medio ambiente!
